Cuando hablamos de la morada del Espíritu Santo, nos estamos refiriendo a la presencia continua o a la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida del creyente. Obviamente, esto tiene un punto de partida, esto es desde un momento en particular en la vida de esta persona, y nos estamos refiriendo al momento de la conversión, cuando Dios, en su obra de gracia, ese pecador mediante la fe, es regenerado por Dios; allí comienza, allí inicia, la presencia y la Morada permanente del Espíritu Santo en la vida de esa persona. Dice, en el evangelio de Juan 14:23, lo siguiente:

"Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”

Juan 14:23

Eso es muy importante señalar: "y haremos morada con él", esto tuvo efecto a partir de Hechos 2, en el día del pentecostés. Cuando el Espíritu Santo de manera definitiva, desciende y comienza hacer morada, tanto en Judíos como en gentiles. Hay un pasaje interesante también, en romanos 8:9-10, hablando el apóstol Pablo:

"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”

Romanos 8:9-10

Algo importante a puntualizar de estos textos, es que el apóstol Pablo utiliza 3 veces el verbo "morar" en tiempo presente. Además nos señala, en otras palabras, que si el Espíritu Santo de Dios no mora en esa persona, definitivamente no es de él.
Por último, en 1 Corintios 3:16, el apóstol Pablo, a través de una interrogante, nos dice:

"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

1 Corintios 3:16

Notamos aquí algo interesante, cada vez que el apóstol Pablo utiliza la expresión, o hace referencia a la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente, utiliza el verbo morar en el tiempo presente, por lo tanto, eso nos indica, que como mencionamos al inicio, la morada del Espíritu Santo, la presencia del Espíritu Santo en la persona es algo permanente y algo continuo.

ALGUNAS OBSERVACIONES AL RESPECTO

Cuando el creyente peca, es muy importante señalar, que el Espíritu Santo se puede contristar, es decir, se le causa dolor, se le causa tristeza, porque él es una persona. Y en segundo lugar también, el Espíritu Santo puede ser apagado, es decir, se reduce su influencia, se reduce su poder en la vida del creyente, pero jamás, puede ser expulsado, o separado definitivamente del creyente, porque como lo vamos a ver, en algun otro artículo, el sello del Espíritu Santo, es hasta el día de la redención, de la posesión adquirida. Y en segundo lugar, la morada permanente del Espítiu Santo es un distintivo del nuevo pacto, porque en el antiguo pacto, el Espíritu Santo operaba de una manera diferente en las personas, tanto en creyentes como no creyentes, pero esa morada permanente, sólo la observamos, de manera muy clara y evidente, en el nuevo pacto, después de la ascensión de Cristo, de acuerdo a lo que él dijo, en Juan 16:7:

"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

Juan 16:7

Por tanto podemos concluir lo siguiente, si el Espíritu Santo mora en ti, eres salvo, pero si el Espíritu Santo no mora en ti, entonces estás perdido.

Damos gracias a Dios por que por su gracia, mediante la fe, hoy día su glorioso Espíritu Santo mora permanentemente en nosotros, glorifica su Hijo Jesucristo, y nosotros, además, también somos guiados por él. Bendecimos al Señor por este privilegio, y damos gracias incansablemente por su don inefable, de su Espíritu Santo.
Que Dios los bendiga.

INFORMACIÓN ARTÍCULO
  • Autor: Pr. Adiel Quiñelén
  • Fecha: 19 Diciembre 2017
  • Categoría: Eclesiología