Cuando Dios salva a una persona, por la gracia mediante la fe, Dios señala, Dios escoge, y podríamos decir, Dios marca al creyente, garantizando así, su certificación propiedad y protección. Esto es a lo que la Biblia se refiere cuando dice que hemos sido sellados con el Espíritu Santo.

Antiguamente, se sellaba a través de una inscripción o una imagen, y esto se hacía con algunos objetos, animales, con documentos, con esclavos, etc. Y esto, como dije anteriormente, señalaba el hecho de que esas personas eran, en primer lugar, genuínas, eran certificadas, y que pertenecían a un dueño.

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”

Efesios 1:13-14

El apóstol Pablo a la Iglesia en Efeso, les manisfestó esta realidad del sello con el Espíritu Santo. Pablo también lo hace a la iglesia en corinto, cuando escribió:

"el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.”

1 Corintios 1:22

Es una bendita realidad, el hecho de saber que en el momento en que creímos, Dios pone su sello en nosotros, la presencia de su Espíritu Santo, hasta el día de la redención de nuestro cuerpo.

ALGUNAS OBSERVACIONES AL RESPECTO

Este sello de Dios, garantiza el hecho de que Dios va a terminar y va a consumar su obra, es decir, si Dios ha sellado a un creyente, y no es salvo, entonces Dios estaría mintiendo, pero esta afirmación es insostenible, porque Dios, si ha sellado a un creyente, lo ha hecho hasta la redención final o consumada.

La palabra "garantía" se refiere a un pago inicial, que se hacía en los tiempos bíblicos para asegurar finalmente el producto comprado. Eso aseguraba, de manera inevitable, que el dueño que pagó inicialmente esa cuota, sería al final el poseedor del objeto adquirido. De la misma forma Dios, si nos ha sellado con su Espíritu Santo, nos ha sellado hasta el final.

Un creyente no debe tratar de buscar el sello del Espíritu Santo, porque la Biblia no lo manda, es decir, toda persona que es creyente, ya ha sido sellada, por tanto, el sello no se debe de buscar, porque ya fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Por tanto, en virtud de ese sello, es que el creyente ahora debe buscar ser lleno del Espíritu Santo.

Que Dios les bendiga hermanos, y manifestemos que hemos sido sellados con su Espíritu Santo.

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